Para una gran mujer, para Trilce Acosta.
¿Cómo
puedo poner en tus labios
una
sonrisa bajo el néctar del membrillo
y
así logres pensarme,
al
menos por un segundo,
que
he sido yo
el
que he colocado tiernamente en tus labios
una
sonrisa que se va desbordando
con
el pasar del día;
todo
para que me tengas
al
menos por un instante
dentro
de tu pensamiento
y
esté volando, soñando
que
una mujer tan maravillosa,
bañada
en dulce fragancia de vida
me
ha pensado
por
haberle colocado
una
bella sonrisa?
Dime,
mujer,
morena
nacida dentro del sol,
dime,
cómo puedo poner,
tocar
suavemente tus labios
y
poner en ellos
esa
sonrisa que tendrá
parte
de mi nombre, mi esencia
y
pedacitos de esta vida...
dime,
cómo le hago, mujer,
cómo
hacerle,
porque
no sólo será una sonrisa,
las
necesarias, las suficientes
para
que mi nombre te acompañe
y
por una fracción de ti